La importancia de un buen calzado en hombres

El calzado tiene la misión de proteger el pie de las inclemencias del tiempo -frío, humedad, lluvia, barro…-, de las irregularidades del terreno, de los golpes, roces, heridas, etc. La importancia de utilizar un buen calzado, por tanto, no es solo cuestión de estética; la salud es un aspecto, en este sentido, que no se debe descuidar.

La utilización del tipo correcto de calzado afecta directamente en el bienestar del pie e incide indirectamente en el apropiado funcionamiento de las articulaciones, columna vertebral y cuello. En efecto, muchas de las deformaciones de los pies y de las patologías del aparato locomotor y circulatorio son consecuencia de haber usado un calzado inapropiado durante largos períodos de tiempo.

¿Qué debo tomar en cuenta para elegir unos buenos zapatos?

Aunque todo depende de la edad, la situación, el momento, las características o el tipo de actividad de cada persona en concreto, se puede afirmar que, de forma general, las características que deben tenerse en cuenta a la hora de comprar el calzado giran entorno a cuatro aspectos principales: el material, la forma, el número y la altura.

En cuanto al material, se recomienda que sea transpirable para evitar la humedad producida por la sudoración, así como el calentamiento y consecuente ablandamiento del tejido epitelial del pie. Si el zapato es transpirable, pueden evitarse en parte las rozaduras y los hongos, por ejemplo, ya que se evita el calor y la humedad. La piel y las telas suaves suelen dar buen resultado. Es importante que no esté fabricado con tejidos ásperos y costuras internas que puedan erosionar el pie.

La suela del zapato debe estar formada por un material blando y flexible para amortiguar posible espolones y callos en la planta del pie. El grosor de la suela conviene que sea mediano; ni demasiado fino porque no protegería de las irregularidades y pequeños objetos del suelo -chinarros, por ejemplo-; ni demasiado grueso porque limitaría la movilidad del pie.

Es conveniente comprar los zapatos a última hora de la tarde, cuando los pies están algo hinchados por causa de la actividad de todo el día. De ese modo, se evita que queden comprimidos en ciertas franjas horarias. Por otro lado, no hay que solicitar al dependiente siempre el mismo número; es necesario probarse el calzado antes.

Esto es porque unas hormas son más holgadas que otras. Utilizar zapatos ajustados, simplemente por ir a la moda o por estética, puede ocasionar problemas de salud como los juanetes o varices. El calzado demasiado holgado o indebidamente sujeto -cordones sueltos, hebillas sin abrochar, etc.- también puede ocasionar más de un susto desagradable.

Las formas demasiado estrechas en la punta también pueden ser el origen de futuros juanetes y deformaciones en los pies. Es imprescindible que el calzado sea cómodo y se adapte a la forma del pie, que varía según cada persona.

Lo mismo ocurre con el tacón excesivo. La altura no debe sobrepasar los cuatro centímetros, de lo contrario se facilita la aparición de problemas a medio y largo plazo en el sistema musculo esquelético y circulatorio de las piernas, tronco y cuello.